octubre 02, 2010

XVII. EL ORDEN



¿Cuántas veces tu mirada se ha posado en el infinito y has sentido con asombro ese
vértigo profundo de lo inconmensurable?, miles de miles de estrellas frente a ti, en perfecta y organizada armonía, en un orden completo... El macro universo es una gran lección de organización, sincronicidad y disposición cabales. Lo mismo, cuando tu mirada se posa en la
estructura de una hoja, o si en una playa tomas en tus manos los granos de arena, o vas aún
más lejos e investigas el microcosmos en un microscopio, descubrirías que todo está
absolutamente ordenado en coherencia total para una finalidad.
Este valor, es el que te conduce a disolver tus confusiones, a distinguir lo importante de
lo secundario, a manejar tu tiempo en beneficio de tu salud mental y psíquica, a jerarquizar
tus objetivos para lograr las metas tan deseadas.
¿Te puedes concebir en una vida caótica, pensamientos deshilvanados, acciones
disparatadas?
Te invitamos pues, a revisar este otro valor, clave para nuestra paz y felicidad.
Definición:
La persona ordenada jerarquiza, organiza sus actividades, distribuye su tiempo, de
acuerdo a la lógica y a la ley natural, con el fin de lograr sus metas.
DISVALORES DEL ORDEN
A) Desorden. Caos:
La persona vive inmersa en una desorganización, incoherencia y confusión total.
B) Rigidez, obsesivo:
La persona gasta energías y tiempo innecesarios en mantener una armonía exagerada,
poco natural e inhumana. ¿SOY ORDENADO?
1. Tengo claro el por qué y el para qué del fin que persigo, ¿para qué tengo que
ordenarme?
2. ¿Distribuyo mi tiempo de acuerdo con mis necesidades, en forma lógica y armónica?
Recordar la regla de oro de las horas: 8 para dormir, 8 para trabajar, 8 para tiempo
libre.
3. ¿Soy capaz de diferenciar lo "importante" de lo "urgente", y jerarquizar ambos en
forma satisfactoria?
4. ¿Me doy cuenta que hay cosas que son realmente imprescindibles para mi evolución y
mi realización, y que a veces estoy entrampado en asuntos secundarios que no
conducen a nada trascendente?
5. ¿Acepto que dentro de mis acciones, hay algunas que tengo que realizar en forma
regular y en momentos específicos? (comer, dormir, etc.).
6. ¿Estoy conciente que hay otras actividades que para concretarlas, requieren de un
tiempo sostenido regularmente y que para realizarlas tengo que preveer el tiempo
necesario? Ej.: una reunión importante.
7. Reconozco que hay otras tareas que requieren mucho tiempo para llevarlas a cabo,
pero que no se realizan todos los días. Organizar mis papeles privados, coleccionar
algo, etc.
8. ¿Me doy cuenta que hay otros quehaceres cuya duración es relativa, variable, y que
los puedo realizar en cualquier momento?
9. Reconozco que, por último hay otro tipo de tareas que son periódicas, pero no
frecuentes; son actividades a realizar en una fecha dada.
Ej.: Ir a una reunión, felicitar a un amigo, preparar vacaciones, etc.
10. ¿Afronto los imprevistos que aparecen ante la organización de mi tiempo con
flexibilidad y alegría?
11. ¿Tengo una actitud previsora, cuando requiero de un tiempo más largo y sostenido?
12. ¿Me doy cuenta del importante papel que juega mi memoria y mi atención, para
mantener un ritmo continuo, sin interrupciones?
13. Para aquellas cosas que son de realización a largo plazo como coleccionar algo por
ejemplo, ¿uso el valor de la perseverancia?
14. ¿Reconozco que en general trato de salir primero de las actividades menos
agradables o urgentes, para después realizar lo más entretenido?
15. ¿Anoto y recuerdo ocasiones o situaciones importantes para mí?
16. ¿Planifico mis actividades diarias, semanales y mensuales?
17. ¿Soy estructurado, en torno a un mínimo deseable como para satisfacer mis
necesidades y las de los que me rodean?
18. ¿Ordeno mis cosas materiales de acuerdo a la naturaleza y función del objeto? ¿Las
protejo? ¿Las encuentro oportunamente?
19. En mi vida, ¿está cada cosa en el lugar que le corresponde, y si es usada se
devuelve a su sitio?
20. ¿He aprendido a usar los objetos adecuadamente, para que no se estropeen?
21. ¿Soy capaz de elaborar estrategias de organización y acción para ahorrar tiempo y
ser más efectivo?
22. Cuando me siento confuso, ¿me doy un tiempo mínimo y necesario para aclararme y
organizarme?
23. ¿Estoy conciente de que el orden interior es reflejo del orden exterior y viceversa, y
que esto se traduce en armonía, belleza, verdad y bien para mí y los demás?
24. ¿Repongo los objetos que se terminan o gastan en un plazo prudencial?
25. ¿Soy ordenado con mis gastos?
26. ¿Soy cuidadoso en no prometerme o prometer más allá de lo que puedo cumplir?
27. ¿Asumo que mi orden mental tiene como origen una gran coherencia y solidez entre
lo que pienso, lo que siento y lo que hago? (Revisar 3 llaves).
28. ¿Mi presentación es pulcra, limpia y ordenada?
29. ¿Mi ropa es armoniosa en cuanto a sus colores, a mi tipo, personalidad y actividad?
30. ¿Me expreso tanto verbal como no verbalmente en forma ordenada, lógica,
coherente y a través de buenos modales?
31. ¿Sé exactamente cuales son mis ideas, como son mis sentimientos y donde están mis cosas?
32. ¿Mi orden está de acuerdo con mi alma, psiquis y cuerpo?
33. ¿Cuando me enfrento al desorden, en forma natural ordeno inmediatamente sin
esperar que otro lo haga, en pro de mi bien y un bien común?
34. ¿Me preocupo de contribuir con el orden del medio ambiente?
35. ¿Mi orden está gobernado por la prudencia, flexibilidad y perseverancia?
EL DESORDEN O CAOS
Este disvalor, en los tiempos que vivimos, se ha ido filtrando en las mentes, hábitos y
costumbres de la humanidad.
Desde los discursos más incoherentes, sin fondo ni forma, hasta la suciedad y basura
que contamina nuestro planeta.
El ser humano ha perdido la capacidad de estructurar, organizar, planificar, diseñar
estrategias; vive inmerso en circunstancias que lo llevan hacia cualquier parte.
Las almas están a la deriva, en un océano loco de emociones y satisfacciones de corta
duración.
¡Por falta de estructura de forma, el planeta y el ser humano están agonizando!
PERFIL DE UN DESORDENADO O DE UN SER HUMANO QUE VIVE EN EL
CAOS:
1. Suciedad, desaliño, y estridencia en su físico.
2. Pensamiento desestructurado, ilógico, incomprensible.
3. Ideas y sentimientos confusos. No tiene clara su identidad, no sabe quién es.
4. Carencia de hábitos de higiene física o mental, lo que se traduce en enfermedades,
corporales y psicológicas.
5. Pierde su tiempo y energía en descubrirse y descubrir, o encontrar lo que le es
propio, especialmente objetos.
6. No logra objetivos, ni metas, ni fines, porque deja todo a medio camino.
7. Su ambiente es feo, sucio y chocante.
8. Su quehacer: trabajo, estudio, etc., es poco productivo, poco eficaz, lento.
9. Sus relaciones humanas son pobres, insatisfactorias, descuidadas y poco
comprometidas; actúa según la emoción del momento, produciendo en los demás
una tremenda desconfianza.
10. Su actitud desordenada conlleva otros disvalores, como la falta de respeto, poca
empatía, impuntualidad, no buenas costumbres, etc.
11. Sus actos hacen la vida intolerable para los demás ya que todo lo desorganizan.
12. Rompen y destruyen por desconocimiento del uso de las cosas; tampoco reponen o
rectifican nada. Todo va muriendo a su alrededor.
13. Ensucian y contaminan el medio ambiente.
14. Su desconocimiento respecto de sí mismos, los hacen crear y destruir relaciones
humanas de toda índole, ya que al no saber lo que quieren, por su desorden mental,toman decisiones apresuradas sin prever ni evaluar consecuencias.
15. Son impulsivos y atropelladores.
16. Son egoístas, utilizadores y manipuladores con los afectos y especialmente el tiempo
de los demás.
17. Son impuntuales, lo que supone una falta de generosidad y justicia para con los
demás.
18. Roban el tiempo de los demás, no previendo atrasos, no avisando. No tienen
"delicadeza" hacia el otro.
19. Son incapaces de imponerse una disciplina, ya que ni siquiera cumplen consigo
mismo.
20. Como no saben usar el tiempo, a veces realizan muy apurados un trabajo que
necesita el doble de dedicación, en consecuencia, los resultados son siempre
mediocres.
El desordenado en el fondo se ama muy poco y se respeta menos. Vive en la falsa
esperanza que todo se va a solucionar solo.
Querido lector, esto que vamos a decirte, también es válido para el resto de los valores.
Nadie es cien por ciento desordenado en todos los aspectos de su vida; en general los
disvalores los vivimos en áreas, pero es importante si en este perfil te sentiste identificado,
que ahora pongas arreglo a esta situación. Fíjate en las consecuencias que a ti y a los otros
trae tu desorden, no es posible robar paz, tranquilidad, confianza, tiempo y seguridad en el
alma de los que te rodean...
El daño si te das cuenta, es mayor de lo que suponías. ¡Amar no son meras palabras,
son hechos!
¡Pon en acción tu voluntad para reorganizar tu vida completa en torno al gran ideal que
nos mueve a los seres humanos, amarte a ti mismo y a los demás!
EL ORDEN LLEVADO A LA MANÍA Y A LA OBSESIÓN
¡Estos son los seres humanos que quieren vivir su vida dentro de un cuadro! Todo
tiene que ser perfecto, si no, se derrumban.
Conductas y pensamientos frecuentes:
1. Siempre me queda la duda de que algo está mal hecho, aunque aparentemente no
parece estarlo.
2. No continúo con algo hasta que, el punto en que estoy no me parezca perfecto, un
detalle me obliga a repasar y me paraliza la acción que continúa.
3. Si alguien está conversando conmigo, pero algún detalle me molesta, me desconcentro y pierdo el hilo de la conversación.
4. No soporto y me descompongo cuando veo que las cosas no están siempre en el
lugar que les corresponde.
5. No admito excepciones, mis horarios se cumplen tal y como yo lo he establecido.
6. Una mancha en mi ropa, me puede echar a perder el día.
7. Todo en mi vida es planificado, ya no sé lo que es pensar, sentir o actuar espontáneamente.
8. No me doy permiso para ninguna excepción en mi vida que me saque de mis planes.
9. Cuando algo no está perfecto como yo quiero, lucho y lucho hasta conseguirlo.
10. Siempre llego antes de la hora; soy más que exacto.
11. Los detalles, las imperfecciones me entrampan emocionalmente y me paralogizan.
12. No podría vivir sin un reloj, o sin saber la hora.
13. Me irrito, me enfermo, cuando las cosas no salen como yo las he planificado.
14. Mi medio ambiente es perfecto, cuadriculado, cuidado hasta el último detalle.
15. El desorden y la suciedad logran sacarme de mi centro.
16. No acepto excepciones ni en mí mismo ni en los demás.
17. Me desconcierto y me irrito frente a los imprevistos.
18. Soy meticuloso y perfeccionista.
19. Soy bastante poco tolerante con los defectos de los demás.
20. Soy nervioso e impaciente, especialmente con la gente que es desorganizada y
desestructurada.
¿Eres maniático y obsesivo del orden espiritual, mental y físico?, quiere decir entonces
que la rigidez se apoderó de ti, que hace mucho tiempo que perdiste la frescura de la sana
espontaneidad, la capacidad de dar rumbos creativos y originales a tu vida, para salirte del
horario y la rutina fija que te has impuesto, quieres todo perfecto, tus ojos ya no aprecian ni
descubren belleza, sólo se detienen en los defectos para señalarlos, mostrarlos, corregirlos;
tanto te preocupa el desorden que "ya vives inmerso en él", o a lo mejor, tanto quieres y luchas
por ordenar tu ambiente, que es como una forma de ordenar tu mundo interno.
¿Has pensado en los que te rodean?... Para ellos siempre tu medida es insuperable, con
esa actitud achatas, aplanas, destruyes...
¿Eres tú perfecto? No lo creemos, la naturaleza humana es dinámica y está siempre en
movimiento hacia la perfección.
Más bien creemos que te estancaste en estructuras rígidas que en algún momento te
pueden haber servido, pero que ahora ya no están de acuerdo a tu edad y a tu evolución.
Te has construido una jaula, donde ya no puedes volar, y ordenas y ordenas tu prisión
para olvidar que dentro de ti, hay un alma que tiene todas las posibilidades de desplegar sus
alas e iniciar un viaje muy largo y enriquecedor hacia la luz.

¡Abre la puerta de la cárcel que te creaste... y de la que aún puedes salir!

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