octubre 02, 2010

XIX. LA LABORIOSIDAD



Hay un aspecto de tu vida, al que le dedicas muchas horas de tu tiempo, de tu energía y
de tu amor; nos estamos refiriendo al área del quehacer humano, el trabajo.
Esa instancia donde tú eres el actor y ejecutor del sentido que le das a tu vida, donde
trasciendes, realizando tu vocación.
El trabajo nos da seguridad, estabilidad, dignidad, es el medio para perfeccionarnos,
evolucionar, buscar nuestro bien y el de los semejantes; es una instancia donde puedo
practicar todos los valores, en la cual me es posible contribuir eficazmente en todas las áreas
que me rodean, personal, familiar, social, planetaria...
Es el campo donde germinan nuestros talentos, creatividad, originalidad y capacidad de
transformar; la alquimia y la transmutación de lo cotidiano. Desarrollar esta virtud, significa
poder realizar nuestra vocación, estar en el lugar donde yo soy más apto, donde realizo mis
ideales, donde estoy más armonizado... El trabajo será la extensión de mi esencia, yo, con lo
que soy me proyecto en el universo, le doy un sentido y un fin a mi vida, más allá de lo
alcanzable a corto plazo, de una competencia inútil o del logro de fines materiales, que si
bien aumentarán mi tener, no van a incrementar mi ser...
¿Recuerdas tus juegos favoritos de niño? Esos eran los primeros índices de tu futuro
quehacer, olvidándote del tiempo, los horarios, tu cuerpo y tus necesidades... ¡Era tan
maravilloso y mágico lo que percibías, que toda tus capacidades estaban concentradas en un
punto donde te sentías fuera del espacio y del tiempo!
Esa sensación maravillosa del ludere (jugar), se transforma cuando somos adultos en el
faber (hacer), manteniendo la misma esencia: la alegría y maravilla de ser co-creador. A
eso queremos llevarte en esta reflexión, a redescubrir el valor de tu quehacer, a hacer de tu
trabajo, cualquiera que sea, una alegría, un ir más allá de ti mismo, que aprendas a
transmutar tu cansancio, fatiga o rutina que implican tantas horas reales y del reloj de tu vida,
en un placer y satisfacción profundos...
Puede ser también que descubras que estás en los extremos, la pereza, flojera, donde
sientes que hace mucho tiempo estás actuando casi como un robot, mecánico, rutinario,
predecible. O a la inversa, eres un "trabajólico", un adicto al hacer, has perdido tu capacidad
de "ser" y de disfrutar con otros aspectos de la vida, como el amor con un tú, la familia,
Dios...
En cualquiera de las dos situaciones, trataremos de sugerirte el punto medio de
equilibrio, que te llevará a lo justo para ti...
Definición:
La persona laboriosa, tanto en su trabajo profesional, como en su quehacer diario,
cumple eficaz y productivamente, teniendo como fin su autorrealización y con un
sentido progresivo y trascendente.
DISVALORES DE LA LABORIOSIDAD.
A) Pereza:
La persona perezosa cumple su trabajo con un mínimo esfuerzo, viviendo su quehacer en forma rutinaria.
B) Trabajólico - Actividad incesante:
Es una persona adicta al trabajo; no para, no descansa, no distribuye su tiempo, no
crece, no trasciende.
¿SOY LABORIOSO?
Respecto de mi quehacer:
1. El trabajo que realizo, ¿está en concordancia con mi esencia, y mi personalidad?
2. ¿Siento que en esta actividad puedo trascender y evolucionar?
3. ¿Me siento confiado, seguro y preparado en lo que hago?
4. ¿Tengo claros los motivos por los que elegí esta actividad? (fundamentalmente
realizarme con mi estilo personal, sirviendo a los demás).
5. ¿Me doy cuenta que mi trabajo, sea pagado o no, es la vía concreta del amar, tanto a
mí mismo, como a los demás?
6. ¿Acepto, que sólo depende de mí, hacer que mi trabajo sea grato o no?
7. ¿Reconozco que todo trabajo implica cansancio, agotamiento, fracasos y
desilusiones?
8. ¿Distingo que hay aspectos de mi quehacer donde puedo desarrollar original y
creativamente mis cualidades y capacidades, y otros, donde sólo lo distintivo es el
sentido que le doy?
9. En mí que hacer trato de equilibrar dos hechos:
a) solucionar problemas
b) prever problemas.
10. ¿Reconozco que cuanto más preparado, sea técnica o profesionalmente, voy a tener
más herramientas para introducir mi creatividad y mi sello personal?
11. ¿Mis objetivos y metas son claros?
12. ¿Planifico mis actividades de acuerdo a mis objetivos?
13. ¿Ordeno mis prioridades y estoy capacitado para resolver lo urgente?
14. ¿Me impongo fechas límites y autodisciplina, para vencer la indecisión, el titubeo y la
postergación?
15. ¿Calculo mi tiempo de realización en forma equilibrada y real?
16. ¿Mi autoprogramación incluye ser flexible, para absorber eventos inesperados?
17. ¿He desarrollado la capacidad de anticipación, para prever problemas potenciales?
18. Ante situaciones de crisis, ¿he desarrollado como estrategia, una respuesta
equilibrada, "no enganchándome", bajando la ansiedad y usando la prudencia?
19. ¿Me preocupo de distinguir entre lo urgente y lo importante, no despreocupándome
de lo segundo, pues podría traerme consecuencias graves?
20. Frente a algunos problemas que requieren tiempo, ¿he desarrollado la capacidad de
decantación? Con ese sistema a veces desaparecen solas las dificultades, y en otras me permite tener una estrategia de solución más madura.
21. ¿Poseo persistencia para llevar las tareas a su fin?
22. ¿Frente a lo que no puedo cambiar, no opongo resistencia, ya que sería perder
tiempo, pero sí, trato de generar una situación alternativa satisfactoria?
23. ¿Mi lenguaje para comunicar lo que deseo en el trabajo, es breve y claro?
24. ¿He desarrollado el arte de "escuchar", aumentando mi concentración para lograr
una comunicación laboral más efectiva?
25. Reconozco que el esfuerzo en el trabajo produce cansancio, del cual tengo que
recuperarme, luego planifico vacaciones y hago buen uso de mi tiempo libre y
descansos.
26. ¿Soy capaz de delegar, enseñando a otros lo que sé?
27. Todo lo que hago ¿lo hago con amor?
ACTITUDES Y CONDUCTAS CLÁSICAS DEL PEREZOSO
1. No tiene objetivos claros.
2. No está capacitado técnicamente, ni se preocupa de estar al tanto de los avances de
su que hacer.
3. Su desmotivación, falta de interés le impiden esforzarse.
4. Las situaciones de emergencia, crisis o imprevistos le hacen cambiar las
prioridades, desatendiendo metas a largo plazo.
5. No planifica su tiempo en forma real, intenta muchas cosas a la vez.
6. Evade el trabajo, inventando excusas, cumpliendo mal, etc.
7. No posee perseverancia; generalmente deja su trabajo sin terminar.
8. Es desorganizado y desordenado tanto en su ser, en su medio y en la entrega de
sus trabajos.
9. No toma la iniciativa, para eludir responsabilidades.
10. Acepta todo tipo de interrupciones, evidenciando que no tiene capacidad para decir
no.
11. Se distrae fácilmente ante cualquier estímulo interno (un recuerdo), o externo
(visual, ruido).
12. Carece de autodisciplina.
13. No le interesa mantenerse al día, respecto de lo que sucede a su alrededor.
14. En su comunicación puede ser:
a) Excesivo y superficial.
b) Se guarda información importante.
c) Lacónico. Avaro en la comunicación.
d) No escucha. Distraído.
15. Indeciso, postergador y evasivo ante cualquier toma de decisiones.
16. Precipitado, no reflexiona antes de decidir (para salir luego del paso).
17. Meticuloso, hasta el extremo de entramparse en cualquier detalle insignificante.
18. Cumple en forma mediocre, sólo con lo que le piden, no acepta nada extra a lo
convenido.
19. Inventa excusas para no hacer más cosas.
20. Su actitud y su ejemplo son muy dañinos y peligrosos para los seres que le rodean,
ya que la pereza es contagiosa.
¿TRABAJÓLICO, O TRABAJADOR FRENÉTICO?
1. El trabajo: ¿ocupa todo tu tiempo?
2. ¿Prefieres hacer tú las cosas antes que pedirlas a otro, ya que te consideras más
rápido y eficiente?
3. ¿Te notas muy impaciente frente al obtener resultados?
4. ¿Te sientes muy solo, muy sobrecargado y con una cantidad de gente poco
ejecutiva y creativa, alrededor tuyo?
5. ¿A veces te parece, que tuvieras que llevar el mundo a tus espaldas?
6. ¿Hace ya mucho tiempo que no tienes un minuto para ti mismo, para pensar,
reflexionar y revisar tu vida con serenidad?
7. ¿No compartes tus problemas con nadie, en parte por falta de tiempo y también por
cuidar tu imagen?
8. Quisieras tener más tiempo para compartirlo con tus seres queridos, pero no lo
encuentras y si se produce no sabes que hacer; cada día estás menos interiorizado
de ellos.
9. ¿Sientes que has perdido la capacidad de disfrutar con las cosas naturales de la
vida?
10. Tu cuerpo está siempre sobre exigido, le pides más de lo que puede dar... Le robas
su sueño, una buena alimentación, ejercicio, descanso, etc. No respetas tu ritmo
biológico.
11. Si te pones frente a un espejo, ¿evades compromisos "afectivos" profundos?
12. La palabra yo siento no entra en tu vocabulario... Las emociones obstaculizan tu
trabajo.
13. Eres altamente competitivo, te gusta superar a los demás, ser el mejor.
14. Eres duro y autoexigente contigo mismo.
15. Sabes que eres muy especializado y preparado en tu tema, pero, tu mundo se va
empobreciendo cada día más respecto a cultura, vivencias, experiencias, etc.
16. Te das cuenta que tu cuerpo te juega malas pasadas, hipertensión, alergias, úlcera,
etc. (enfermedades psicosomáticas); tampoco tienes tiempo para ver un
especialista.
17. A veces te asalta el temor que tu trabajo no esté al nivel deseado y vuelves a
revisar, perdiendo tiempo.
18. Las partes más odiosas o pesadas de tu quehacer te provocan emociones
negativas: rabia, molestia, impaciencia, ¿te das cuenta que las manejas muy mal?
19. Permanentemente estás buscando desafíos laborales cada vez más altos y
desgastadores para ti.
20. Cumples con exageración más allá de lo que se te pide.
21. Eres muy descalificador frente a aquellos que trabajan en forma diferente a lo que tu esperas.
22. Delegas muy poco por confiar poco, luego, te sobrecargas, y tus subordinados
nunca aprenden.
23. Te has dado cuenta que al tener más horas disponibles para terminar un trabajo, le
dedicas más tiempo y te cansas más... ¡Revisa la distribución de tu tiempo!
24. Al estar confundiendo resultados con actividad, pierdes de vista tus objetivos
verdaderos; al estar más activo permanentemente, aumentas las horas y hechas a
perder otras relaciones en tu vida.
25. ¿No será un mito que el que más trabaja (horas-reloj), más logra?
26. ¿Será verdad que solo tú puedes hacer las cosas correctamente?
27. ¿Cual será la razón por la que has hecho del trabajo una droga y una forma de
evasión?
28. ¿Qué piensas respecto del robo de tiempo real que le haces a tus relaciones
afectivas?
Tanto si estás en la pereza o en el trabajólico, sería bueno que te detuvieras a pensar, y
de ahí obtener un resultado sabio para tu quehacer.
El tiempo pasa inexorablemente...
Las relaciones que quedaron a medias no hay como restituirlas.
Si no compartiste con tu hijo sus primeros juegos es algo que ya no puedes reeditar, o
el tiempo de ternura y de comunicación con tu pareja, o las instancias de alegría o pena de
tu amigo, o el desarrollo y vivencias de tu familia, (vejez de tus padres, tíos) o tu relación
con la Inteligencia Suprema, o el abuso de tu cuerpo ya sea para sobre exigirlo o no pedirle
nada, o el haber disfrutado de ese viaje, realmente sin tener tu mente ocupada en lo que
pasó, o en lo que podría venir.
O si guardaste todos tus talentos, o si solo, ocupaste uno o dos en demasía, dejando
muchos otros de lado...
Tantas instancias que ya perdiste, que aquí y ahora no tienes como volver al pasado y
revivirlas. Piensa, mira hoy, disfruta hoy, pon hoy tu vida en el punto de equilibrio, todo
exceso en nuestras vidas es dañino y pernicioso...
¡Aprende tú a manejar tu tiempo y la vida, no que el Dios Cronos (quien se alimentaba
del tiempo de sus hijos) o las circunstancias te devoren!

No hay comentarios.: