octubre 02, 2010

XVIII. EL PUDOR


¡Qué dañino resulta para nuestra alma cuando seres extraños a ella, se quieren
entrometer para indagar en nuestra intimidad...!
¡Cuando entran sin pedir permiso y en forma avasalladora, conciente o
inconscientemente, para opinar, decidir, presionar sobre lo que debemos pensar, sentir y
hacer!
Y aún más, qué doloroso es cuando nosotros mismos hemos perdido la autoposesión de
nuestra esencia. Cuando ha sido tan grande el sufrimiento del que venimos, cuando hemos
quedado tan vulnerables, tan heridos, tan destrozados, que todas las barreras de seguridad o
de autoprotección están deshechas y por necesidad de amor y de compañía, abrimos
nuestra intimidad para contar todo aquello que... ¡es tan nuestro!
No nos podemos culpar, el momento es de una desorientación tan grande, que hemos
perdido nuestro centro, nuestra discreción y nuestra razón dejando al descubierto en forma
inoportuna todo nuestro sagrado mundo interior. Y de tanto contar y contar, como narradores
de nuestra historia, nos vamos cansando, agotando, nuestra psiquis se llena de voces que ya
no son las nuestras, de opiniones múltiples. Vamos perdiendo nuestra identidad, todos
parecieran tener la razón, pero a veces, las sugerencias van en direcciones tan opuestas,
que es imposible combinarlas o encontrar en ellas una salida a nuestro dolor.
Lentamente entonces, se va ordenando nuestro sentir y pensar y vamos retornando a
nuestro centro, a decidir como y hacia donde vamos a dirigir nuestro destino. Vuelven a crecer
las alitas de la independencia, pero, lo que ya dijimos no se puede recoger, ni las
impresiones o sobrecargas que dejamos en los demás no las podemos cambiar, y ahí
entonces nos preguntamos ¿por qué no me detuve o alguien no me detuvo a tiempo, e
impidió que levantara mi último velo?
Definición:
La persona que posee pudor cuida y respeta su intimidad y la de los demás.
Mantiene su seguridad interior resguardada de extraños, rechazando lo que
pudiese dañarle, mostrándola sólo cuando sirve a su bien o al de los demás.
DISVALORES DEL PUDOR
A) Inhibido, pacato.
La persona cuida en forma excesiva su intimidad, tornándose egoísta, no pidiendo ayuda
o asistencia si corresponde, perdiendo espontaneidad y naturalidad.
B) Desinhibición, desvergüenza, desenfado, procacidad.
La persona descubre su intimidad ante cualquier otro sin respeto, delicadeza, no
midiendo consecuencias.
MI PUDOR
1. ¿Me autoposeo, soy dueño de mí mismo, me conozco?
2. ¿Reflexiono cuando debo abrir mi intimidad y para qué?
3. ¿Acudo a una persona idónea, es decir, capacitada para orientarme objetivamente y
hacia mi bien?
4. ¿Comprendo que la transparencia no se opone al pudor...? Ser transparente es
actuar en congruencia a los fines, sin dobleces, el pudor controla una realidad por
decisión personal.
5. ¿Reflexiono, pienso en mi intimidad con calma y tranquilidad, contactándome con mi
conciencia y con Dios?
6. No evado las responsabilidades con mi propio ser.
7. Lo que guardo en mi intimidad es lo bueno; lo malo lo medito, busco soluciones o si
no puedo, busco ayuda (no guardo trancas, tabúes, prejuicios, sentimientos muy
negativos o dolorosos).
8. Evito influencias externas dañinas como:
- Un medio ambiente inadecuado
- Medios de comunicación sin valores
- Lecturas negativas
9. Estoy sensible y perceptivo ante personas que en forma conciente o inconsciente
quieren indagar en mi interioridad, rechazándolas a tiempo.
10. No sobrecargo a otros con mis intimidades (ya sea por edad, preparación, fragilidad,
etc.).
11. ¿He elaborado, trabajado y solucionado todas mis inhibiciones en forma
responsable, conciente y en beneficio de mi crecimiento personal?
12. ¿Involucro a extraños o a terceros cuando tengo problemas en mis relaciones
interpersonales?
13. ¿Mi vocabulario es sano, estético y no uso expresiones vulgares ni malas palabras?
14. ¿Mi vestuario muestra que mi cuerpo es mi posesión y no está a disposición de los
demás?
15. ¿Conozco y manejo objetivamente mi pensar, mi sentir y mi actuar? Pocas veces
digo: no sé lo que me pasa.
16. Cuando se trata de la intimidad de otros, la guardo; ¿no hablo en forma superficial, ni
la propago?
17. Si siento o percibo que una persona me va a contar algo muy íntimo, de lo que
seguramente después se va a arrepentir, ¿la detengo a tiempo?
18. Mi hogar, es la proyección de mi intimidad, luego no está abierto para quien quiera y
como quiera; el que viene a mi hogar ¿viene a compartir mi intimidad?
19. ¿Trato la sexualidad con finura y respeto, ya que para mí es la máxima expresión del
amor?
20. ¿Para mí en el amor, la delicadeza y la desinhibición vulgar son fuerzas
incompatibles? (La desinhibición destruye la magia y el romanticismo de la relación).
REFLEXIONANDO LA INHIBICIÓN, PACATERÍA
1. ¿Me cuesta mucho describir y expresar lo que siento?
2. ¿No tengo confianza con nadie para contarle mis cosas?
3. ¿Prefiero pasar desapercibido?
4. ¿No puedo ser relajado y espontáneo con los demás?
5. ¿El sexo para mí es un deber, no un agrado?
6. ¿Me preocupo de que mi vestuario sea lo más recatado y neutro posible?, que no
llame la atención.
7. ¿Me evado de aquella persona que me quiere hacer confidencias íntimas ya que me
dan vergüenza, pues no sabría que decirle y es mucho compromiso?
8. ¿No me gusta mostrar mi cuerpo? (Playas, piscinas, etc.).
9. ¿Frente a un terapeuta, sacerdote o médico, me confundo y no sé que decir?
10. ¿Me complica convidar gente a mi hogar, ya que no me gusta compartir mi intimidad?
11. ¿Todo lo que se relaciona a mí, me da vergüenza contarlo?
12. ¿Dice la gente que soy muy frío, insensible, que no soy cálido y no invito a la
comunicación?
13. Casi nunca tomo la iniciativa en nada, prefiero que los otros lo hagan por mí, no quiero
que piensen que soy audaz.
14. ¿Si algo no me gusta de otra persona, prefiero callarlo, no tengo valentía para decir o
mostrar mis sentimientos?
15. ¿Siento que dentro de mí, guardo muchas cosas dañinas que inhabilitan mi vida
(prejuicios, tabúes), pero me traumatizo de solo pensar que tendría que hablarlas con
alguien?
16. ¿Califico a las personas de acuerdo a como se visten y como se comportan?
17. No me gusta probar situaciones nuevas, prefiero quedarme con lo conocido y sabido.
18. ¿En general soy retraído y solitario, no tengo amigos y no sé compartir?
19. ¿Prefiero ser espectador de una situación y no actor?
¿SOY DESINHIBIDO, DESENFADADO, PROCAZ?
1. Mi vida es un libro abierto para todo el mundo.
2. Me gusta contar mis intimidades con lujo de detalles, por muy fuertes o brutales que
éstas sean.
3. Yo soy pensamiento hablado, digo todo lo que pasa por mi mente.
4. Me encanta romper esquemas y escandalizar a la gente con mis conductas.
5. Me da lo mismo que las personas me vean tal como estoy. No tengo inhibición para
mostrar mi cuerpo ¡tal cual es! y ojalá, mostrarlo sin dejar nada a la imaginación.
6. Uso un lenguaje fuerte, vulgar y directo ¡lo demás es hipocresía!
7. En mi hogar no hay límites, ni restricciones; viene quien quiere y hace lo que quiere,
por lo tanto yo hago lo mismo en las casas de los demás.
8. Soy impulsivo, hago siempre lo que siento, ¿para qué contenerse?
9. Si alguien me cuenta algo confidencial, a lo menos se lo tengo que contar a otra
persona...
10. Nunca me he preocupado de seleccionar o filtrar estímulos externos, como un medio
ambiente nocivo, literatura, música, medios audiovisuales, diversiones, esparcimiento,etc.
11. Me gusta pasarlo bien, si tengo una necesidad satisfacerla inmediatamente, (comer,
sexo, diversión, etc.)
12. Las metas a largo plazo no están hechas para mí, no soy paciente y tengo poca
fuerza de voluntad.
13. A la gente idealista la considero pasada de moda. Yo vivo el presente,
preocupándome de hacerlo intensamente, al fin y al cabo me podría morir mañana
(ignora la trascendencia).
El pudor, un valor que pareciera haberse olvidado por ser inútil en los tiempos que
vivimos... Su exageración opuesta, la desinhibición es algo que nos está afectando día a día,
contaminándonos el alma y el cuerpo. Cuánta fortaleza hay que desarrollar para resistir la
vulgaridad que nos rodea, lenguajes grotescos que van terminando con la poesía en la
comunicación. Vestuarios estridentes, que caen en la fealdad absoluta, desafiantes al amor
por la sobriedad y la belleza...
Literatura, cine, TV, que resultan una mezcla sórdida y de mal gusto, donde se exacerba
la parte más instintiva animal de nuestro ser, donde hay un complacerse en mostrarnos una
pseudo realidad, que corta nuestras alas y nuestras ganas de volar...
Noticias efectistas que invaden nuestra psiquis repletándola de basura y deshechos.
Pérdida de la privacidad y de la intimidad, nos faltan filtros para proteger nuestra mente;
seres que atropellan la delicadeza humana, la magia de la vida, como elefantes que
caminaran sobre nosotros y, paradojalmente livianos, al opinar de el sentir del otro, con una
propiedad ¡inventada!
Estamos inmersos en un culto a la fealdad, a la vulgaridad total. El bien, la verdad y la
belleza se tapan bajo argumentos oportunistas, sofistas, donde sólo se busca un hedonismo
instantáneo que no conduce a nada...
¡Basta! Hay que decir basta y cerrar las compuertas a la incoherencia, al mal gusto, a la
estridencia... Hay que construir desde un metro cuadrado, hasta una catedral, para
refugiarnos y reencontramos con los genios, los héroes, los santos, los poetas, los
pensadores, amigos que nunca traicionan y que despiertan en nosotros los más nobles y puros ideales.

No hay comentarios.: