enero 29, 2008

Disvalores de la paciencia



DISVALORES DE LA PACIENCIA

A) Impaciencia: Incapacidad de esperarB) Insensibilidad o dureza de corazón: La persona no se preocupa ni impresiona ante la llegada de algún bien o alguna molestia. ¿CUAN IMPACIENTE SOY?

Te dices constantemente:1. ¡No soporto a las personas lentas!2. ¡No vale la pena esperar tanto tiempo!3. No me pude resistir, fue superior a mis fuerzas, e hice lo que me había prometido que no iba a hacer.4. Yo sabía que el otro tenía que tomar la iniciativa, ¡no me pude controlar y la tomé yo!5. Me pongo tenso cuando se demoran en atenderme.6. ¿Vale la pena tanto esfuerzo en esperar, si nadie sabe los cinco minutos que siguen?7. Me busco excusas para terminar haciendo las cosas sin respetar el tiempo de los demás.8. Prefiero tomar yo la iniciativa, me resulta más rápido y mejor; domino la situación.9. No soporto los dolores físicos, me lleno de medicamentos.10. Me gusta que la gente olvide rápido las faltas o errores que he cometido.11. Cuando empiezo algo quiero terminarlo lo antes posible. Quedo agotado e incluso a veces no disfruto de lo que alcancé.12. Me gustan las cosas para antes de ayer o ahora mismo.13. No tengo ninguna condición para enseñar algo, me pongo tenso.14. Los proyectos y metas a largo plazo me aburren. Es bueno subdividir las metas en submetas, eso ayuda.15. Pongo toda mi energía en ver resultados inmediatos.16. En general me noto que apuro y presiono a los demás para que actúen rápido.17. Lleno mi día con muchas actividades, no me queda tiempo para nada y, más aún, al evaluarlo que hice siento que fue todo hecho superficialmente.18. Me he dado cuenta que mi cuerpo a veces tiene movimientos involuntarios: tics, tamborileo de dedos, mover una pierna. Cuando me observo, me doy cuenta que se reducen cuando estoy muy impaciente.


La impaciencia se torna a veces una carga o cruz muy dolorosa y difícil de sobrellevar.Quisiéramos llevarte a meditar sobre el resultado paradojal de este disvalor. Cuando decimos paradojal, nos referimos a que obtienes justo el resultado contrario a lo que buscabas...Imagínate que has comprado un arbolito que produce duraznos. Lo plantas, lo riegas, lo abonas y empiezan a aparecer sus frutos. Tu sueño fue comerte un durazno maduro, jugoso, sabroso. Tu impaciencia te hace ir a verlos a cada rato, lo tocas, están aún verdes. Un día ves que tiene un porte y color que a ti ya te parece adecuado. Lo cortas, lo pruebas y ¡Oh! frustración, no está a tiempo, no está maduro, lo botas. Te quedas con dos sensaciones desagradables:La primera es culpa, por no haberle dado el tiempo real que necesitaba para madurar. Te retas, te indignas contigo mismo.Quisiste ir sobre una Ley Natural que nos dice que cada cosa tiene su tiempo.La segunda, la paradojal: obtuviste algo, pero no lo que tu realmente querías. Tu apuro hizo que el fin obtenido o buscado se fuera contra ti mismo.Es el momento entonces de que comprendas, a través de una profunda introspección, que quizás una de las razones por la cual la puerta de la felicidad que tanto ansías no se abre, es porque tú mismo la cierras con la llave de la impaciencia, tú no sabes esperar, no comprendes que todo en el universo, en tu planeta, en tu cuerpo, y en el microcosmos –tiene un tiempo– y aquel que sabe esperar, "será recompensado con el regalo de lo que espera".
También toma en cuenta como te ven los que te rodean, como te transformas en una carga presionante para ellos, como les provocas angustia y a veces desesperación, como resultas cansador y agotador, como coartas la libertad y la espontaneidad del otro.¡Revisa la no expectativa, te ayudará mucho!

LA INSENSIBILIDAD O DUREZA DE CORAZON

Este disvalor se manifiesta en aquellos que, conciente o inconscientemente, han exagerado tanto el ser pacientes, que han llegado a sentir nada.Este disvalor, a veces se nos presenta muy engañoso y pervertido, tanto que llegamos a pensar: ¡si yo pudiese ser como ellos que no se enganchan! o, cuando lo logramos en nosotros mismos: ¡No me tocó, no me llegó!, nos aplaudimos y creemos que evolucionamos; pero la verdad es que fuimos más fríos que un iceberg.Vamos al cuestionario de reflexión para que lo filtremos en su total dimensión.
1. Hay abusos e injusticias contra los cuales tengo el deber y la conciencia de protestar, pero prefiero no hacer nada.2. Me doy cuenta que cultivo poco mis relaciones interpersonales, la amistad, el amor.3. Ante un problema de otra persona me contesto: él lo solucionará solo, no es de mi incumbencia.4. Si algo me molesta o me perturba del otro, aguanto y aguanto, no busco solucionar la situación.5. Hago rodeos para decir lo que me disgusta, soy poco claro, poco directo.6. Disfruto cuando los otros adivinan mis necesidades o deseos, porque ellos tienen que esforzarse por mí.7. A veces me encuentro preguntándome: ¿cómo no se dan cuenta de lo que yo Creo, lo que Siento, lo que Doy...? (Es egocéntrico).8. Creo que siempre frente a un problema hay alguien que va a tener más tiempo que yo, va a estar mejor preparado que yo, lo va a hacer mejor que yo.9. Me cuesta entender a esa gente que lucha por ideales, que se la juega por sus creencias. Yo soy práctico y cómodo. Cumplo con lo necesario.10. Mi libertad es lo primero, por eso no me gusta que nadie se entrometa en mis asuntos, en mi tiempo, en mis decisiones.11. Yo nunca he sentido necesidad de tener un amigo.12. Soy muy estable: no reacciono ni ante lo maravilloso ni ante lo trágico de la vida, mi lema es: lo que pase, tendrá que pasar...13. Creo que hay gente que nació para preocuparse por otros, y creo que hay otros que "no nacieron" para eso, como yo.14. No me pidan que haga lo que no quiero, ni que me sensibilice frente al resto, ni sienta lo que no siento ¡yo nací así...!15. Soy muy resignado ante los hechos de la vida, no lucho porque creo muy poco en los cambios.16. Mi único deber es preocuparme por mí, y así creo que lo deberían hacer los demás, lo otro es dependencia...17. No me gusta preguntarle a otra persona donde ubicarla, si sucede algo, ¡no faltará quien ayude!18. Las personas que no me dan en el gusto, pierden importancia para mí...19. No creo en la oración o en Dios o en el infierno, vivo simplemente.

Como habrás observado, este es un disvalor tremendamente complejo y con muchas facetas.En el fondo estaríamos frente a una esencia amorfa, abúlica, paralizada, un ser que no desea ni busca una evolución. Aquellos que pertenecen a una mayoría mediocre, mediana, víctima de las circunstancias, siempre son muy justificadores de sus acciones.Da la impresión que no se detuvieron en la línea de la vida y dijeron... ¡BASTA!... basta de tanta comodidad, de tanta pasividad, de tanta resignación. ¡Ojo!, algunos hacen el cambio, pero con un sentido absolutamente egoísta, sin tomar en cuenta todos los sufrimientos que van a provocar en los demás. Otros se detienen y se esfuerzan por manejar y tomar las riendas de sus propios caballos, aprenden a manejar su carro.Si te está sucediendo esto, es el momento del ¡vamos!, tu eres el dueño de tu vida, tú te mereces lo mejor, tú tienes que aportar con todos los talentos que Dios te dio –te hizo a su imagen y semejanza– para producir un cambio en ti, en los que te rodean, y lograr así un mundo mejor.Tú no sabes cuánto necesitamos de ti, tu aporte es valioso. Rompe esa frialdad de tu corazón, sensibilízate, deja cabida a tus sentimientos y usa todos los valores que te estamos describiendo en este libro para jugártela por la vida, por los sueños, que seguro tuviste de niño...

¡Y VENCER LA NADIDAD!

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